Al Día Noticias se solidariza con el periodista Carlos Arturo Aristizábal Giraldo, del departamento del Valle del Cauca, por las amenazas que recibió en su contra. Por tanto publicamos el texto original que hizo La Región en su sección judicial.
“Atención periodistas, atención libertad de expresión de Colombia, comienzan a callarse las voces porque no hay garantías para expresar la opinión, porque la situación del pais así lo obliga. Señores y señores se despide esta voz…”
Así se despidió de sus oyentes de la frecuencia de FM en el municipio de Dagua, en el sur-occidente del Valle, Carlos Arturo Aristizábal Giraldo. No es la primera vez que la familia de este comunicador vive situaciones como estás.
Su padre Carlos Enrique dejarlo sin vida en el lugar de los hechos. Del hoy occiso se pudo conocer que era natural de Buenaventura y se dedicaba al mototaxismo. Aristizábal Gómez, recordado como uno de los grandes locutores y periodista de las noticias judiciales de los años 80, al lado de Henry Holguín Cubillos, también fue víctima de los violentos por lo que decía en los micrófonos. Le tocó exiliarse con su familia en Noruega.
Carlos Arturo lleva más de 30 años en la radio. Durante 10 años fue presidente del Círculo de Periodistas de Cali, CPC. Trabajó en diferentes medios. Radio Super, la cadena Todelar, Colmundo Radio y en espacios en la televisión.
Después de un largo tiempo en Cali decidió cambiar de vida. Se fue a ejercer el periodismo a El Queremal, en el municipio de Dagua, eso hace 11 años. Llego, dice, cuando esta región se estaba recuperando de las épocas en que la guerrilla era amo y señor de la zona. Asegura que hoy los problemas son mas graves, al menos en lo relacionado con la libertad de expresión.
El silencio, por ahora en el ejercicio del periodismo, lo atribuye a las opiniones que ha da sobre el paro nacional, que desde el 28 de abril pasado tiene casi que paralizado al país. “Esa convocatoria que tiene al país en una profunda crisis. Elevar una opinión llamando al orden, a que se respete a la autoridad se convirtió en un veto, en una amenaza.
Han llegado personas simplemente diciendo que no hable más y en reuniones han hecho arengas a la posición que hemos asumido de no vandalizar. Son reiteradas los llamados y las amenazas”, denunció. “Mi opinión es que la institucionalidad debe respetarse, que debemos respetar al uno y al otro. Que la protesta que se convocó nunca ha sido pacifica, y que quienes han marchado pacíficamente y lo siguen haciendo están apoyando a los vándalos”, finalizó.