Colombia vive momentos difíciles que deben ser afrontados con serenidad y firmeza. En las últimas semanas hemos sido testigos de justas reclamaciones realizadas de forma pacífica, por un lado, frente a muchas promesas incumplidas, y por otro, de escenarios en los que se pretende que la institucionalidad quede arrinconada por fuerzas desestabilizadoras con los más oscuros orígenes. Ahí se mezcla todo. No podemos pecar de ingenuos, la protesta ciudadana es una oportunidad que aprovecha el narcotráfico, las disidencias, las bacrim y la criminalidad común. Los servidores públicos no debemos ser inferiores al momento. No puede ser que crean que a ellos los eligieron para administrar los gozosos y que cuando llegan los dolorosos miran para otro lado como si el tema les resultare ajeno.
Los servidores públicos están para servir a sus comunidades especialmente en los momentos difíciles. Nuestra institucionalidad enfrentó el narcoterrorismo durante más de 50 años ofrendando la vida de magistrados, jueces, periodistas, candidatos presidenciales, militares, policías, y miles y miles de ciudadanos de bien, para salvar un Estado de Derecho y una institucionalidad, y ahora que nos toca a nosotros enfrentar nuestros propios desafíos no podemos replegarnos perplejos ante la embestida organizada de grupos criminales que quieren poner en riesgo el abastecimiento de las ciudades, la salud, la vida y la seguridad de millones de familias.
Los alcaldes y gobernadores tienen las herramientas constitucionales y legales para hacer frente a este desafío con firmeza y contundencia. Los invito a que lo hagan. Los invito a que no se dejen abrumar por la delincuencia. Ni más faltaba que la criminalidad crea que es capaz de arrodillarnos. Nuestro país ha enfrentado a los más grandes delincuentes y los venció, no es momento para que nos dejemos arrinconar por vándalos y asaltantes. La procuraduría desde su misionalidad está acompañando y está vigilante; recuerden que los ciudadanos que los eligieron y les entregaron su confianza, los están observando. No podemos dar el vergonzoso espectáculo de ver a algunos mandatarios confundidos, inactivos, perplejos y aparentemente derrotados por la criminalidad. Si no se sienten capaces de asumir sus responsabilidades háganse a un lado y dejen que venga alguien que sí pueda.
En cuanto a las fuerzas armadas, y de policía, les quiero decir que Colombia está con ustedes. Sabemos que en su historia han enfrentado delincuentes financiados por los recursos inagotables del narcotráfico y los han vencido. Ustedes cuentan con los instrumentos necesarios para actuar con contundencia y efectividad en el marco de la ley y los derechos fundamentales. Sin atajos ni procedimientos arbitrarios. Si se salen de ese marco constitucional, legal y de derechos humanos, se harán acreedores a las sanciones que correspondan. En eso no se equivoquen. La procuraduría está a su lado, acompañándolos para que acierten, pero también para disciplinarlos cuando sea necesario. La claudicación es entregarle nuestro país al caos, la violencia y la delincuencia. Eso no lo podemos permitir. Eso no lo vamos a permitir.