Editorial.

Aunque Cada día trae su propio afán, dice la palabra de Dios,  en estos tiempos de crisis hemos aprendido la importancia de desarrollar unos hábitos y  una cultura para el ahorro porque nunca sabemos cómo será el mañana.

Son millones de personas las que han perdido el empleo por cuenta de la pandemia, como también son muchos los negocios y empresas que se cerraron como consecuencia de las medidas de aislamiento que se vieron obligados los gobiernos a adoptar para frenar los contagios.

Algunos tienen la costumbre de gastarse todo lo que ganan, no ahorran y no invierten, siendo eso  una mala acción que debe cambiar y aprender de las hormigas que en el verano almacenan lo que han de comer en el invierno según lo dice Proverbio 6:6-8 “Ve a la hormiga, oh perezoso, Mira sus caminos, y sé sabio; La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor, Prepara en el verano su comida, Y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento”.

La cultura del despilfarro, o pensar que siempre voy a ganar bien, que siempre voy a tener trabajo, o quien me mantenga, debe cambiar por la de ser una persona prudente, sin caer en el extremo de volverse tacaño hasta para sí mismo.

Y en ese orden de ideas, debemos gastar en lo estrictamente necesario, porque muchas veces compramos, no tanto porque lo necesito, sino porque me gustó; y peor aún, compramos bienes y­ servicios a crédito que no vamos a usar sino que los dejamos guardados o arrumados en algún lugar de nuestra casa.

Los ciclistas cuando participan en una etapa, no todos gastan sus energías al mismo nivel, sino que en la medida que las metas sean más altas, su gasto de energía es menor, más regulado y prudente para poder, por lo menos, terminar la carrera.

Hoy por hoy, y según cifras del gobierno nacional, sólo un 15% de los colombianos cotiza a pensión y eso siendo muy optimistas, lo que quiere decir que no nos preparamos para el mañana, no ahorramos, o quizás pensamos que nunca vamos a estar en los terrenos de la tercera edad.

Muchos prefieren gastar para aparentar, en ropa que no se ponen, joyas, rumba, alcohol, diversión, en un celular de alta gama, antes que ahorrar. Bien lo establece la Palabra de Dios en la historia de José, el hijo de Jacob, cuando le recomienda a Faraón tras conocer el sueño de las siete vacas gordas y las siete vacas flacas en Génesis 41:35-36 “Y junten toda la provisión de estos buenos años que vienen, y recojan el trigo bajo la mano de Faraón para mantenimiento de las ciudades; y guárdenlo. Y esté aquella provisión en depósito para el país, para los siete años de hambre que habrá en la tierra de Egipto; y el país no perecerá de hambre”.

Así que como dice el dicho popular, no hay mal que por bien no venga, y por lo tanto, todas estas adversidades que hemos vivido por este tiempo debe servir para aprender muchas cosas, entre ellas, ahorrar, amar, disfrutar, perdonar, no dejar para mañana lo que puedo hacer hoy, y procurar aportar para construir, dejar un legado donde nuestros seres queridos se sientan orgullosos de lo que hemos hecho con nuestra vida y que además seamos hallados fieles delante del Creador y reconocer en él nuestro proveedor.

Por John Didier Rodríguez Marín                                                                            Domingo, Julio 18 d 2021

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