Columna de Opinión.
Por: Cristina Plazas
Hace dos años el presidente Duque nombró en el Centro de Memoria Histórica a Darío Acevedo Carmona. La postulación generó muchas críticas por parte de los congresistas, activistas de izquierda y algunas organizaciones de víctimas. Fueron varios los cuestionamientos que se le hicieron por referirse de manera inapropiada a líderes de la oposición y por su visión del proceso de paz. Incluso algunas organizaciones le escribieron una carta al presidente solicitando que reconsiderara el nombramiento.
Pues bien, esta misma situación se presenta con los integrantes de la Comisión de la Verdad. Desde un inicio ha sido polémica la integración, ya que muchos consideran que los comisionados son cercanos o han pertenecido a sectores de izquierda. El hoy embajador ante EE.UU., Juan Carlos Pinzón, indicó: “El país requiere verdad y reconciliación. La Comisión no es creíble para toda la sociedad. Tiene visión sesgada. Mayoría de los comisionados registran afinidad ideológica o nexos con grupos armados. Se debe ampliar e incorporar nuevos miembros que den balance y confianza.”
La asistencia de la comisionada Lucía González a la entrevista con el expresidente Uribe volvió a poner los ojos sobre la conformación de esta comisión. La revelación de los trinos de apoyo de González a las Farc causó rechazo e indignación por parte de las víctimas, con toda la razón. Ella defendió los trinos, pero las explicaciones generaron aún mas desconfianza. ¿Cómo así que Santrich fue víctima de un entrampamiento por parte de la DEA y que fue un atentado contra la paz? No, señora Lucía: Santrich es un terrorista que, como se probó, incumplió el proceso de paz y se escapó de pagar sus crímenes en una cárcel.
Bien lo dice Juan Felipe Lozada, víctima de las Farc, “la Comisión pierde toda credibilidad con personas como ella, las víctimas nos sentimos revictimizados y exigimos respeto y por ende su renuncia.” Preocupa que manifieste que las entidades del Estado relacionadas con el acuerdo de paz “casi no se han acercado a las víctimas para invitarlos a participar en el proceso de construcción de la verdad”.
Al final, esos mismos que tanto criticaron el nombramiento de Darío Acevedo son los que hoy han salido a apoyar a la comisionada González. A ver si entiendo: ¿la historia la puede contar quien tenga sesgo de izquierda, pero no de derecha?
Esto lo que demuestra es que ni las víctimas de los grupos al margen de la ley ni las de los agentes del Estado confían en las entidades encargadas de velar por la memoria histórica y relatar lo que realmente sucedió. Es increíble que en un país donde existen académicos con las mejores credenciales, no puedan nombrar a aquellos que no sean activistas políticos o que tengan cercanía con uno u otro grupo, incluyendo los victimarios.
¿Será posible que el país conozca la verdad de lo que pasó para evitar la repetición de esos hechos inhumanos o estamos destinados a que la historia se cuente a la medida de unos cuantos?