Concejal de Bogotá, María Fernanda Rojas

El proyecto “Por el cual se integra los Bosques Urbanos a la Dinámica de la Planeación y Ordenamiento Territorial del Distrito Capital, como estrategia para la conservación ambiental y la adaptación a la Crisis Climática” busca que las entidades distritales competentes gestionen y consoliden en las áreas verdes y/o espacios públicos en el marco de la justicia ambiental, distribución equitativa de las cargas y beneficios ambientales entre todas las personas de la sociedad y el fortalecimiento de la participación y cohesión del tejido social los bosques urbanos, expresa la presidenta del Concejo de Bogotá, Mafe Rojas, autora del proyecto.

Con las condiciones anteriores, los Bosques Urbanos tendrían el potencial de prestar servicios ecosistémicos vitales en las tres grandes categorías agrupadas en la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (2005) realizado por las Naciones Unidas: provisión, regulación y culturales. Esto se traduce en mejores condiciones para los humanos tales como salud física, psicosocial y cultural de los habitantes y la fauna silvestre a través de la protección de recursos genéticos, la regulación de temperaturas locales, la generación de nichos y hábitats, el almacenamiento de carbono, la contención de contaminantes del aire, de regulación de los ciclos de energía y agua, la protección de suelos naturales escasos, la mitigación de riesgos naturales, el refugio para fauna silvestre en época de sequía y un alto potencial de actividades de agricultura urbana y polinización.


De acuerdo con la FAO, más de la mitad de la población mundial vive ahora en ciudades, y para 2050 ese porcentaje alcanzará casi el 70%. Aunque las ciudades ocupan solo el 3% de la superficie terrestre, consumen el 78 % de la energía y emiten el 60% del dióxido de carbono. Se requiere la creación de reservas de suelo para áreas de aptitud forestal con el propósito de generar un esquema de ciudad basado en la conectividad ecosistémica y el mantenimiento de las relaciones ecológicas como estrategias principales para la mitigación del cambio climático.


En entornos urbanos, el equilibrio entre el medio natural y el construido constituye una estrategia básica para la consecución de la sustentabilidad urbana. En el marco de esta estrategia que se encuentra también como eslogan de la nueva administración de “reverdecer a Bogotá” el espacio urbano y asegurar la condición de durabilidad de la forestación constituyen metas que tienden a revertir las actuales tendencias de desarrollo y sus efectos negativos sobre el medio ambiente y la calidad de vida del habitante urbano.


“Hemos estado acompañando principalmente a la comunidad de Santa Helena en la Localidad de Suba quienes han soñado que 13 hectáreas de espacio verde se conviertan en el primer Bosque Urbano de Bogotá. A esta iniciativa también está el barrio la Esmeralda, San Carlos, Bavaria, Modelia, que han estado participando en los foros en los que he sido invitada y los que he realizado con mi equipo”, enfatiza la presidenta de la corporación.


“Queremos que cada habitante de Bogotá aproveche estos espacios que se sumen a esta gran iniciativa, donde la apropiación del territorio hace que la gobernanza sobre él sea cada vez más fuerte y tenga dinámicas de participación cada vez más influyentes en la agenda pública, comenta la presidenta quien además precisa que “en el 2030 con los Bosques Urbanos habremos cumplido parte de los objetivos de desarrollo sostenible, pero entendiendo, comprendiendo y principalmente apropiando que es la sostenibilidad ambiental y cuál es el impacto de nuestras actividades humanas y cómo ellas pueden mitigarse con una concienciación de nuestra influencia positiva sobre el planeta tierra.”


Recordemos la función que cumplen los árboles en la remoción de contaminantes del aire ha sido reportada en diversos estudios científicos, en uno de ellos se concluye que efectivamente las especies arbóreas cumplen un rol esencial en la captura de partículas por medio de procesos físicos. Al retener material particulado, tiene el potencial de mejorar la calidad del aire y, en consecuencia, puede disminuir las afectaciones a la salud y de esta manera aumentar el bienestar de las personas.

Mejorar la calidad del aire equivale a disminuciones en gastos médicos, ausencia al trabajo y aumento de la productividad. Para esto es necesario conocer la capacidad de retención de material particulado por parte de las especies establecidas en las zonas verdes y tener en cuenta para el diseño de los bosques urbanos en la ciudad.

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John Didier Rodriguez Marin

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