Hola amigos, esta es mi editorial de esta semana para Al Día Noticias. Noviembre 21/21.
Por: John Didier Rodríguez Marín
Resultó desafortunado el evento de esta semana en la Escuela de la Policía en el municipio de Tuluá-Valle, donde equivocadamente por enseñar un poco de historia, se terminó haciendo apología al delito, al crimen, como lo representa el régimen nazi que marcó de dolor y muerte la existencia de la humanidad.
Infortunadamente, algunos seres humanos que han estado al servicio del mal, terminan siendo considerados héroes, cuando su proceder es repudiable porque han cohonestado con el crimen y se han movido en la línea del odio, la xenofobia, como se ve reflejado en el legado que dejó el máximo líder del nazismo Adolf Hitler que orquestó y ejecutó el plan para asesinar a seis millones de personas judías.
Han pasado 80 años desde entonces, y no es la primera vez que hay eventos, incluso a nivel de jugadores de fútbol, en los que se pretende rendir homenaje a este oscuro momento de la historia. Participar o ser indiferente a este acto de una institución del Estado es reprochable.
Lo acaecido en la Policía es igual de repudiable a cuando hemos visto que la gente en el mundo admira y apoya a las guerrillas colombianas, hasta hacen donaciones de dinero, por considerarlos unos Robin Hood, les hacen esculturas como ha ocurrido en algunos sitios de Venezuela, o como cuando un extranjero llega al país y lo primero que quiere hacer es visitar los sitios de Pablo Escobar. Igual de doloroso como cuando los niños dicen que quieren ser narcotraficantes.
No podemos amar lo que es reprochable y por el contrario, que sea esta una oportunidad para aprender a amar lo que Dios ama. Debemos enseñar en todos los espacios de la vida lo bueno para que se cumpla en nuestra vida Génesis 12:3- que dice “Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!”.
Este episodio de la historia, el exterminio de un pueblo, no se puede volver a repetir. No sabemos cuándo vamos a ser extranjeros en otro país y de ahí que la xenofobia no se debe alimentar. Esta misma semana, los noticieros de tv en Colombia, mostraron el dibujo de un niño que escribió en un pedazo de cartulina y con colores: “ningún niño quiere jugar conmigo porque soy venezolano”. Esta frase me arrugó el corazón porque quiere decir que lo que los grandes le estamos enseñando a los menores. Los niños aprenden de los mayores.
Cuando un niño rechaza a otro por ser de otro país, estamos enseñando mal los principios de Dios en los menores porque claramente lo expresa Deuteronomio 23:7 “No aborrecerás al edomita, porque es tu hermano; no aborrecerás al egipcio, porque fuiste extranjero en su tierra”.
La historia de la humanidad está plagada de acontecimientos donde cometemos el mismo error, no amar al otro, siendo que Dios lo que espera de nosotros es que amemos a los demás cuando nos dice “Ama al prójimo como a ti mismo”. El no amar es un error que incluso cometemos en nuestros ambientes más cercanos como la familia o el trabajo. Debemos aprender del pasaje bíblico Hechos 10:34 que dice “Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas”.