Editorial de esta semana para Al Día Noticias. Febrero 26 de 2022
Por: John Didier Rodríguez Marín.
Fueron dolorosas las imágenes que vimos esta semana en los medios de comunicación sobre la invasión a sangre y fuego de Rusia sobre Ucrania en una ofensiva y desafío de Vladimir Putin, no solo sobre un país autónomo e independiente sino sobre occidente y las otras potencias del mundo.
Resultaba imposible no conmoverse con las escenas de ver familias caminando con sus niños y maletas intentando buscar un refugio y un lugar seguro, ver como una tanqueta pasaba por encima de un carro particular y como muchos hombres dejaban sus casas para enlistarse en el ejército y salir a defender la soberanía.
Este tipo de acontecimientos no debería sorprendernos como quiera que están anunciados en la misma Palabra de Dios cuando dice en Mateo 24:6-7 “Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares”.
A la luz de las Sagradas Escrituras esto haría parte de la venida del Señor Jesucristo por segunda vez a la tierra. Pero independiente de esta mirada espiritual es claro que siempre, a lo largo de la historia de la humanidad, han existido este tipo de confrontaciones por una obsesión que tienen los líderes y las potencias de expandir su poder.
También es claro que una de las características de estos dictadores tipo Adolfo Hitler, Fidel Castro, Hugo Chávez, Bashar al-Ásad, es perpetuarse en el poder sin importar lo que tengan que hacer para lograrlo, es decir, aplican la premisa del fin justifica los medios.
Ese tipo de personajes públicos que pasan por encima de los derechos humanos y que hacen sufrir a su pueblo e incluso a otras naciones, también están claramente descritos en la Biblia en pasajes como Proverbios 29:2 que dice “Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; Mas cuando domina el impío, el pueblo gime”.
Y es que uno de los bienes más preciados para el individuo es la paz. Seguramente por eso el pueblo de Israel ha entregado territorio a los palestinos buscando la paz, Colombia firmó el acuerdo con las FARC anhelando la paz, pero evidentemente esa paz no ha llegado ni para los judíos ni para los colombianos y ahora para los ucranianos, porque sencillamente el único que la puede dar, es Cristo como lo sentencia en Juan 14:27 “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.
Por eso mientras el hombre esté de espaldas al Creador, va a ser misión imposible la paz entre los hombres porque la verdadera paz viene del Todopoderoso como lo expresa Filipenses 4:7 “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
Así las cosas, nos corresponde entrar en comunión y unidad con el Padre, el Hijo y con su Santo Espíritu porque será la única manera que la podamos llegar a experimentar como lo asegura Gálatas 5:22 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, y fe”.