Editorial de esta semana para Al Día Noticias.  Abril 17/22

Jerusalén, capital del Estado de Israel, ciudad Eterna.

                                             Por: John Didier Rodríguez Marín.

Estamos desde la ciudad de Jerusalén, capital del Estado de Israel. Sede, cuna de las tres grandes religiones monoteístas en el mundo como lo son el Judaísmo, el Islam y el Cristianismo.  Y para ser más precisos estamos frente al monte Moriah, lugar donde hoy vemos la icónica cúpula dorada, el mismo sitio donde según la Biblia Salomón construyó el Gran Templo a Dios y donde años antes se produjo la historia en la que Dios le pide a Abraham sacrificar a su hijo Isaac.

Así que este es un lugar sagrado sobre el que reclaman territorialidad política y espiritual,  y es la causa por la que durante años ha habido un enfrentamiento a muerte entre dos pueblos hermanos. Es la génesis de esa chispa que se puede encender en cualquier momento en Oriente Medio.

Jerusalén,  incluso dividida en el pasado políticamente para dos estados como Israel y Jordania, pese a su tradicional disputa, es ejemplo de convivencia en medio de la diferencia. Por una misma calle es frecuente ver caminar a judíos, cristianos y musulmanes.

Amar a Jerusalén puede ser uno de los secretos que lleven a una persona a amar lo que Dios ama.  Y se debe amar a esta ciudad que ha sido 12 veces destruida, 20 veces sitiada y 50 veces capturada, amarla porque así lo recomienda la palabra de Dios en el salmo 122:6 “Pedid por la paz de Jerusalén; Sean prosperados los que te aman”.

Según las Sagradas Escrituras, la ciudad Eterna es la casa de Dios, por lo menos así lo expresa en 1 Reyes 11:36 “Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo David tenga siempre una lámpara delante de mí en Jerusalén, la ciudad que yo he escogido para poner allí mi nombre”.

Este lugar, también conocido como la ciudad del gran Rey, fue testigo de las pisadas de Jesús de Nazareth, y pese a que predomina el judaísmo como religión, la cultura de este país por el respeto, permite encontrar un templo o insignia en cada lugar donde Jesucristo hizo un milagro, cumpliendo así las profecías del antiguo testamento y ratificando el privilegiado lugar que ocupa esta ciudad en el corazón de Dios.

Hoy, la realidad nos muestra que el código penal de los países en el mundo nace en los diez mandamientos que entregó el Creador a Moisés, confirmando con ello, la posición que ocupa esta nación en la vida espiritual de la humanidad según se anunció desde Miqueas 4:2 “Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová”.

La cantidad de testimonios de personas que han visitado este lugar y ven realizados sus sueños y anhelos es impresionante. Y no es para menos, así se cumple una promesa de Dios para el hombre que está en 2ª. Crónicas 6:32-33 “Y también al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras a causa de tu gran nombre y de tu mano poderosa, y de tu brazo extendido, si viniere y orare hacia esta casa, tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, y harás conforme a todas las cosas por las cuales hubiere clamado a ti el extranjero; para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, y te teman así como tu pueblo Israel, y sepan que tu nombre es invocado sobre esta casa que yo he edificado”.

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