Editorial de esta semana para Al Día Noticias. Abril 24/22
Por: John Didier Rodríguez Marín
Uno de los hábitos que debemos cambiar en nuestra vida para ser una persona de éxito es dejar de estar pensando en que somos muy de malas, que somos de mala suerte, que no vamos a poder, que todo va a salir mal, y todo lo que vaya en camino del pesimismo.
Generalmente cuando se nos presentan grandes retos lo primero que se nos viene a la cabeza es que yo no soy la persona indicada porque uno muchas veces se auto elimina, auto descalifica y uno mismo no cree en el potencial que tiene, desconfiamos porque quizás nos falta experiencia, formación y confianza en que poco a poco se va ascendiendo.
Pero para confirmar que estamos hechos para triunfar es sino darle una miradas a las Sagradas Escrituras para encontrar en Jeremías 29:11 “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”.
Así que debemos desechar todo pensamiento negativo y por el contrario tener fe en que nuestros proyectos con la ayuda divina van a salir adelante, logrando alcanzar los objetivos porque entre otras cosas, en eso consiste la fe, en ver hecho realidad lo que aún no ha llegado.
Hay que visualizar lo que anhelamos como lo sugiere Hebreos 11:1-3 “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”.
No tenemos que estar pendientes de nadie, de experimentar envidia de cómo le va al otro, dejar de estar pendientes del plato de los demás, porque es ahí cuando nos convertimos en nuestros propios enemigos y esa actitud no nos deja avanzar.
El pesimismo nos lleva a fracasar. Es como si un agricultor desentierra la semilla porque no ve fruto al día siguiente. Debemos perseverar y cada día adelantar sólo aquellas gestiones que estén encaminadas a fortalecer el sueño, la meta, es decir, y volviendo al ejemplo del campo, echar el abono, regar con agua la semilla, ponerle amor, pasión y ser consciente que todo lo que siembro tarde que temprano dará su fruto. Nada es de la noche a la mañana.
Para alcanzar el éxito, ser feliz, sentirse realizado, es clave saber que lo puedo lograr, dejar de pensar que Dios no me ayuda, que mis cosas no le interesan, porque otra cosa dice la Palabra de Dios en Isaías 55:8-9 “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”.
Asimismo es importante persistir, porque la disciplina vence la inteligencia, ser valientes, y no ser parte del grupo de las personas que empiezan un proyecto y como no ven resultados inmediatos claudican, abandonan.
De igual forma es fundamental tener buena salud mental porque la inestabilidad emocional juega en contra nuestra y el buscar a Dios y obedecer su palabra nos mantiene en equilibrio y optimistas, que son dos estados que nos conducirán al éxito como lo expresa Josué 1:7 “Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de cumplir toda la ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito en todo lo que emprendas”.