Opinión. Editorial de esta semana para Al Día Noticias. Agosto 14/22
Por: John Didier Rodríguez Marín
El gobierno de Gustavo Petro, en su primera semana de administración, madrugó a reiniciar las conversaciones con la guerrilla del ELN en Cuba, en cumplimiento de su promesa de campaña de desmovilizar al resto de grupos armados que aún operan en la geografía colombiana.
Es por ello que en el propósito de alcanzar la paz total para el país, el Clan del Golfo, una de las bandas criminales más poderosa, ya anunció un cese unilateral de hostilidades, como un gesto de paz que le permita acercarse a los ofrecimientos que hace el nuevo gobierno.
Entre tanto, la organización subversiva del ELN hizo lo propio dejando en libertad a un grupo de personas que tenía secuestradas en el departamento de Arauca, una acción que se negó hacer con el gobierno de Iván Duque, para mantener el proceso que había iniciado Juan Manuel Santos.
Cuando uno es una persona de paz, no puede uno menos que alegrarse con las gestiones del gobierno que se estrenó desde el 7 de Agosto, pero sin ser querer pecar de pesimista, negativo, amargado o aguafiestas, si es importante que tengamos claro que la paz total es imposible.
Puede ser que todas las organizaciones aún vigentes en Colombia se desmovilicen en las condiciones que plantee el gobierno, que entre otras cosas, habrá quienes las apoyan y quienes estén en contra, porque siempre será muy difícil dejar contento a todo el mundo.
A pesar de lograr ese objetivo, muy loable por cierto, debemos ser conscientes que si un capo, un líder guerrillero o jefe de banda se muere, lo meten a la cárcel o se desmoviliza, siempre habrá un sucesor, saldrá uno nuevo porque el negocio del narcotráfico es demasiado atractivo y nada de lo que ofrezca el gobierno compensa esas ganancias.
Además de la ambición y la codicia que mueve al ser humano, hay otro elemento, quizás el más importante, y es que el único que puede dar la paz total es Dios y lo expresa la Biblia en Juan 14:27 “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.
Confieso que deseo que al nuevo gobierno le vaya lo mejor posible, que tenga éxito, porque como he escuchado decir a muchos, si le va bien al poder ejecutivo nos va bien a todos, pero es que veo mucha gente ilusionada con metas demasiado ambiciosas y pocos recursos. Los colombianos deberíamos de tener claro que una cosa es hacer campaña y otra muy distinta gobernar. Una cosa son las promesas de novios y otra muy distinta la convivencia en el matrimonio y más si hay poco dinero.
Aquí lo importante, creo yo, es que cada uno alcance la paz de la mano con el Todopoderoso, porque lo dice claramente las escrituras cuando afirma en Filipenses 4:7 “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
Otro elemento importante que se nos puede estar quedando en este análisis es que mientras el hombre siga siendo deshonesto, ladrón y los recursos que son de la educación, la salud y las vías, entre otros, se quede en los bolsillos de los corruptos, será muy difícil sacar adelante un país que ofrezca las mejores condiciones para las nuevas generaciones.
Es por ello que desde casa, los padres debemos insistir en uno de los mandamientos que más se incumple en nuestro país como es el que dice “No robarás”, porque si solo se cumpliera ese principio en nuestra sociedad, no habría tanto delincuente en la calle y experimentaríamos la paz y viviríamos sabroso porque no tendríamos miedo que nos maten por robarnos un celular, una bicicleta.