Opinión.
Por: Alejandro Zamora
El presupuesto total solicitado por la Administración Distrital de Bogotá para el año 2022, fue alrededor de 28.5 billones de pesos-, siendo lo determinado a temas de nuestra seguridad solo el 2,6% de ese monto; es decir, las cifras muestran que los recursos destinados para combatir la delincuencia son insignificantes y fríos a pesar de la oleada de inseguridad que estamos viviendo. En una ciudad en donde tenemos alrededor de 230 policías por cada 100.000 habitantes, la realidad es que, “estamos solos”.
Muchos vecinos de la localidad de Teusaquillo han sido víctimas de la oleada de inseguridad que esta sin freno en Bogotá, de allí nuestra preocupación como residentes del sector.
Ante esta clase de fenómenos me pregunté si toda mi experticia y lo que académicamente he forjado por años, podría servir. Para el caso, soy abogado especializado en Der. Administrativo, Der. Comercial, Der. Contractual y Magister en Administración Publica con más de doce años de experiencia en el sector público; no obstante todo esto, en ese momento como esposo de Luisa, Papa de Isabella, Emilia y Ana maria me daba miedo llevarlas al parque de nuestro propio barrio.
Por consiguiente, me puse en la tarea de dirigir Las voces de auxilio a las entidades distritales poniendo de presente que la delincuencia avanza a sitios donde antes se respiraba tranquilidad, logrando este gesto hacer eco. En efecto para el mes de marzo, tuvimos visitas de la secretaria de Seguridad Distrital, Policía Metropolitana de Bogotá, el Centro De Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo (C4) y la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP).
Muchos vecinos fueron testigos de excepción desde sus ventanas, viendo a la Policía Metropolitana de Bogotá con sus patrullas luminosas, en donde, en compañía de personas del sector se registró uno a uno los posibles focos por donde se estaría filtrando la delincuencia. Identificamos que nuestro barrio salitre oriental carecía de luminarias y donde no hay luz, los ratones aprovechan para hacer fiesta; vimos la famosa gallera que colinda con la carrilera y la evidente invasión del espacio público por todo el sector, que en su conjunto contribuyen al desorden y la privación de nuestra tranquilidad.
La estrategia que se ha planteado para mejorar nuestra seguridad consiste en la preocupación por nuestros vecinos. Si logramos organizarnos y fomentamos la solidaridad por el “otro”, estamos convencidos que la inseguridad será superada, ya que como lo dijo una vecina “… donde la comunidad está unida y expectante, el ladrón si entra y es detectado, no lo volverá a intentar, ellos tienen claro que soldado avisado no muere en guerra…”.
Independientemente del perfil que se tenga, hemos invitado a nuestros vecinos a caminar con tranquilidad y a rescatar la paz que se respiraba anteriormente. A la delincuencia se le gana enfrentándola batalla tras batalla; no esperando que las soluciones lleguen con medidas frágiles y tardías.
A la fecha, ya se han creado varios frentes de seguridad en nuestro barrio, se han logrado arreglar la mayoría de las luminarias y vemos como los vecinos se comienzan a contagiar de un sentido de responsabilidad y solidaridad con el otro.
No podemos esperar que la Policía este presente en todas las situaciones, nosotros como ciudadanos tenemos un responsabilidad social, la oferta del distrito es grande y muchas veces no la conocemos, pero con seguridad al indagar y golpear las puertas, se encuentra un mundo de soluciones. Por poner un ejemplo hablemos de las redes de cuidado; las mismas son grupos que se crean en donde La Secretaria De Seguridad, se encarga de enlazar a los ciudadanos con todas las entidades del orden distrital.
Entonces por poner un ejemplo, una mujer esta siendo maltratada y los vecinos no saben que a hacer, pues a través de dicha red, la secretaria pone en conocimiento a las comisaria de familia, la policía y al ICBF, si es el caso.
La inseguridad esta disparada y es hora que nosotros ayudemos un poco y no se trata de a hacer justicia con nuestras propias manos, se trata de ser solidarios y unirnos en pos de este problema que es inminente y hoy se salió de control.
Unidos podemos lograr muchas cosas, en nuestro barrio por ejemplo, hay un sendero ecológico que se llama el camino de la vida. Las entidades distritales han intentado pavimentarlo en repetidas ocasiones bajo la excusa de una ciclovía. Con un grupo de vecinos, nos pusimos en la tarea jurídica de lograr salvar ese espacio verde y hoy lo conseguimos. Por qué? por la unión entre vecinos, ya que había conocimientos desde lo técnico jurídico, arquitectónico, ambiental y otros que sumados dieron una solución que respaldo el distrito a través de la secretaria del medio ambiente.
Una ciclovía en medio de un barrio residencial como el nuestro, trae efectos nefastos no solo para la comunidad por su perdida de privacidad sino por la población flotante que esto crea, la mala utilización de esta a través de invasión del espacio público y acelerado detrimento de la fauna, generando todo esto mayor inseguridad. Son varios problemas identificados con algo que aparentemente es tan beneficioso como una ciclorruta y esto no hubiese sido posible visualizar desde una sola cabeza, se necesitaron varias, de allí la importancia de contar con nuestros vecinos.
Perfil del autor: Abogado con maestría en administración pública y especialista en derecho administrativo, comercial, contractual y relaciones jurídico negociables. Amplia experiencia en el sector público.