Opinión

Por: Javier Ospina, Concejal de Bogotá.

Aunque el presidente Petro niegue el problema como siempre lo hace, el dólar costó el viernes pasado, 21 de octubre, $548 pesos más que lo que valía el 7 de agosto, día de la posesión, y amenaza con superar los $5.000 esta semana. Dicho de otra forma, nuestro peso cuesta en el mundo 12% menos que solo 76 días atrás; 53 días hábiles, menos de dos meses. ¿Qué significa eso? ¿por qué se da?, y sobre todo, ¿qué efecto tiene esto sobre los comerciantes y los micro y pequeños empresarios?. En esta columna lo vamos a ver.


Primero, ¿es cierto que no es culpa del presidente?: Petro y toda una legión de defensores del petrismo nos han intentado convencer que es culpa de Duque, de los banqueros, de la guerra, del capitalismo internacional y hasta del sospechoso de siempre: Estados Unidos. Pero basta ver que, durante los mismos 76 días anteriores al 7 de agosto, la devaluación apenas fue del 7%. Petro, en el mismo número de días, duplicó la velocidad de la caída del peso.


¿Cómo lo hizo? Aquí hay que decir que, a diferencia de lo que hemos denunciado en otras columnas, en este tema sí ha habido coordinación dentro del gobierno. Muy alineados, la Ministra de Minas, su Viceministra, la Ministra de Ambiente, los congresistas de la bancada del Pacto Histórico, y el mismo Presidente, han hecho anuncios destructivos: que se va a parar la actividad petrolera, que se va a importar gas de Venezuela, que se le van a clavar impuestos excesivos a los empresarios, a los patrimonios, al sector financiero y al sector minero. Esto quizás suene bien, y muy justo, pero por supuesto que logra algo muy concreto: que esos empresarios, esos patrimonios, esos inversionistas financieros y mineros se vayan. Y como a nadie le sirven los pesos colombianos en Estados Unidos, ni en Holanda, ni en China, ni en Sri Lanka, en ningún lado, lo que se va no son pesos colombianos, sino dólares. Y ante menos dólares, el precio ha subido. Es todo lo que ha pasado. Incertidumbre, inflación y riesgo de crisis externa hay en todas partes, pero solo aquí se aceleró desde el 7 de agosto. No ha habido Petros al frente de otras economías desde ese día. Solo aquí.


Segundo, ¿cómo se afectan los comerciantes, micro y pequeños empresarios?. De acuerdo con el Dane, Bogotá ha importado en lo que va del año US$24 mil millones. Más de una tercera parte de lo que llegó a la ciudad fueron aparatos electrónicos, combustibles y maquinaria usada en actividades comerciales. Toda esa estructura de costos va a subir al menos 12%, en caso en que el gobierno decida empezar a dar mensajes de confianza, perjudicando así a los más de 160 mil comerciantes bogotanos. Pero si a esto se le suman los nuevos impuestos la situación se vuelve crítica.


Un estudio del Banco de la República, probó hace unos años que la volatilidad del dólar si bien no tiene efectos inmediatos sobre ventas, productividad, e inversión, sí deteriora en forma importante las utilidades, y con ello las posibilidades de crecimiento y sostenibilidad de los pequeños negocios. La irresponsabilidad del gobierno Petro, con sus anuncios desordenados, desatinados y a medio cocinar, van a terminar incrementando la mortalidad de empresas. Según la Cámara de Comercio de Bogotá, este indicador iba bien. Entre enero y septiembre de 2022 16.529 empresas fueron canceladas, la mayoría de ellas mipymes. Esta cifra, si bien preocupante, fue 2,3% menos que el año anterior. Esta dinámica se puede revertir. Cada 1% de incremento en este indicador son 165 empresas, y en promedio más de 300 personas las que se perjudican. Ojalá la administración Petro cambie, y en esencia se transforme en un gobierno serio. Los comerciantes y pequeños empresarios lo necesitan.

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John Didier Rodriguez Marin

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