Por John Didier Rodríguez Marín
Opinión.

Hola amigos, esta es mi Editorial de esta semana para Al Día Noticias. Agosto 31/24.

Se está volviendo recurrente la movilización de cristianos y católicos para clamar a Dios que tenga misericordia de Colombia, que por estos días atraviesa uno de los momentos más difíciles por la incertidumbre que genera el futuro político del país, fundamentada en buena parte por las decisiones o intenciones del gobierno actual.


El pasado cuatro de agosto, se registró una movilización de católicos y cristianos para proclamar con fuerza: “Con Jesucristo, Colombia en paz”.


La convocatoria ecuménica a esta movilización en las principales ciudades del país, tuvo una respuesta significativa e importante sin que hubiera existido una motivación que resaltara como tema en particular, sino simple y llanamente para pedirle a Dios que ayude a Colombia, pero la verdad, no hubo petición clara alguna, excepto la frase de “Con Jesucristo, Colombia en paz”.


¿Pero sirven de algo estas concentraciones y que pensará Dios de este tipo de jornadas donde además quienes las convocan son hombres y mujeres de oración permanente?, Si sirven, y son bíblicas estas súplicas, son de Dios, justamente las Sagradas Escrituras consignan estas formas como el manual a seguir cuando una sociedad siente que su país va por mal camino.


Así se puede evidenciar cuando leemos en 2 Crónicas 7:14, “si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.


Con base en estos pasajes, pastores de toda América Latina se dieron cita este 31 de agosto en la Plaza de Bolívar de Bogotá para orar por Israel, Venezuela y por supuesto por Colombia de 8:00 de la mañana a 8:00 de la noche, en una jornada continua de oración en la que participaron líderes cristianos y pastores buscando que Dios incline su oído y escuche la oración y súplica de su pueblo.


Escudriñando las escrituras, sabemos que la bendición de los hijos llega por el comportamiento de los padres y así ocurre con los países y las naciones, la bendición de un estado llega a través de sus autoridades, y de sus gobernantes.


Es por ello que muchas personas recuerdan con frecuencia en redes sociales que Hugo Chávez en vida maldijo a Israel cuando dijo “maldito seas, Estado de Israel. Maldito seas, terrorista y asesino. Viva el pueblo palestino”, exclamó Chávez entre aplausos en un acto oficial transmitido por la televisión venezolana. “Aprovecho para condenar de nuevo, desde el fondo de mi alma y de mis vísceras, al Estado de Israel”, añadió el mandatario entre aplausos olvidando lo que dice la Palabra en Génesis 12:3 “Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”.


Pues bueno, los resultados de esa expresión de Chávez están a la vista, con un jefe de la revolución bolivariana que se fue rápido consumido por un cáncer y un pueblo que era 14 veces más rico que Colombia, que tiene hoy una población en éxodo, aguantando hambre, con una moneda que no vale nada, y un país en la miseria.


Así las cosas, es mucha la oración que hay que elevar por Israel, bendecirlo porque al hacerlo estamos ganando bendición para nuestros países de Venezuela y Colombia. Si Israel se equivoca en su respuesta militar para defenderse tras ser agredidos por un grupo terrorista como Hamas, ellos deberán darle cuentas a Dios, porque sería un error condenarlos ya que al hacerlo podríamos ser hallados peleando contra Dios.

Esta la editorial de esta semana para Al Día Noticias con John Didier Rodríguez Marín. El señor les bendiga rica y abundantemente.

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John Didier Rodriguez Marin

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